Ucrania. En la búsqueda de soluciones para la escasa natalidad, y el veloz envejecimiento de la población, junto con el aumento de subsidios estatales por nacimiento, políticos ucranianos estudian la posibilidad de prohibir la práctica de la postura conocida como de "el misionero".
COMENTARIO DE SEXPOL:
Me he quedado bastante sorprendida con una noticia que acabo de leer sobre que el Parlamento local de Ucrania que quiere suprimir la postura del “misionero” para así contribuir a que las personas tengan descendencia. Sin entrar en moralidades de ningún tipo, sí me gustaría decir que la postura del misionero para nada atenta contra la reproducción, incluso podría ser una postura recomendable para este objetivo y, además, con las prohibiciones no llegamos a nada, y menos en un ámbito tan privado como es la sexualidad. Si realmente se quiere un cambio en algo, en lo que hay que invertir es en educación para poder cambiar estas prácticas a largo plazo, aunque mejor no doy ideas al Parlamento ucraniano, porque parece que están muy estresados en la búsqueda de medidas para hacer que haya un crecimiento demográfico.
Antes dije que no quería entrar en moralidades, aunque ahora sí lo voy a hacer. La postura del misionero se llama así porque fue la “impuesta” por los misioneros en el Nuevo Mundo, ya que era buena para reproducirse sin que hubiera demasiadas connotaciones sexuales y placenteras y, sobre todo, que no hubiera similitudes con los animales. A esto quiero agregar que cualquier postura puede ser válida para la reproducción siempre que el semen sea depositado en el interior de la vagina y no se usen métodos anticonceptivos tales como el preservativo (femenino y masculino), la píldora o algún otro.
Por lo tanto, además de que esta ley es inválida porque prohíbe y encima lo hace en un ámbito en el que no hay forma de comprobar si los ciudadanos están siguiendo las normas, están poniendo trabas de nuevo a la sexualidad y reduciéndola a posturas y reproducción, cuando ésta es mucho más que eso y desde la sexología por lo que abogamos es por el disfrute de los cuerpos, sin olvidar el no hacer daño a nadie y, por supuesto a nosotras/os mismas/os.
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