Peinan las avenidas del amor, abanicos de rimel
escotes de autopista escupen su pechos por las ventanillas
lencería virgen de sábado noche
labios de carmín tatúan los espejos
bucles de gomina estrangulan el aire.
Ellas, encienden la noche de fucsias y amarillos
ellos, negocian su citas de neón bajo los flashes del deseo
SUNSET BOULEVARD guarda secretos de sirena.
Diecisiete años apenas resbalan por sus piernas
rascacielos de charol, tacón de aguja
taladrando las aceras
uñas de celofán esmaltando la lluvia.
Y un océano de sábanas que llora en silencio.
La servidumbre se ha instalado en todas las esquinas.
Invisibles, sometidas, dóciles
ninfas del dolor, reinas de alcoba
entregan su rosa de azafrán, su biografía en blanco
al fauno de la noche
por una tierra de promesas y sueños de morfina,
rituales de compraventa tienen lugar en los parques del infierno
donde la luna no se posa en los tejados de Junio.
Ellos, galopan la geografía de sus cuerpos
se orinan en el mapa de sus vidas,
ellas, muerden la intemperie buscando una salida
y entran en el túnel del vértigo
para beberse todos los peces del frío.
Amos de la noche, perros de cementerio
artesanos del daño y del maltrato, artífices del chantaje
parásitos de la mujer
custodiáis sus jaulas de cristal, donde deambula la diosa
pero, no creáis poseerla!
su destino es un diamante atesorado en las torres del cielo
que no os pertenece.
Extirpáis sus sueños
consumís sus cuerpos,
degradáis su sexo.
Lobos de burdel, esclavos de la mediocridad,
no habrá calma, NO!
mientras aúlle en la niebla vuestro hocico de ébano.
CONCHA BENITO RAMOS (poeta española)
